de Gustavo Corredor Ortiz. Un inadaptado hasta los treintaitantos. Después se convirtió en pintor, actor, fotógrafo, y ahora escribe. No es un hombre de conocimientos; no llegó a terminar sus estudios de secundaria. No es un hombre de mundo; hasta los sesentaiuno que tiene al publicarse esto, no ha puesto un pie fuera de su país. Es un hombre de humanidad; ha conocido y vivido las almas desde los grandes salones y la virtud, hasta la indigencia y el vicio, o viceversa.
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